lunes, julio 06, 2009

XIV Encuentro

El día estaba siendo igual de rutinario que cualquier otro. Lion me había dicho como todas las mañanas lo guapa que me veía, a pesar de que no me esmeraba especialmente cuando iba a trabajar. Lion siempre era excesivamente adulador, al menos conmigo.
Jimmy parecía haber decidido que a pesar de mi rechazo no iba a rendirse. Su conversación era como si el beso no hubiera ocurrido. En parte era un alivio porque si él podía olvidarse de ello, yo también y así, no me sentía tan tensa cuando pasaba por el café.

Miré hacia las mesas al otro lado de la barra. Di un barrido rápido para comprobar que todo estaba bien. Cuando terminé, me vino a la mente algo que había visto a lo que no había prestado a penas atención. Una persona, un hombre. Estaba de espaldas a mí pero se me hacía familiar. Se inclinaba sobre las mesa observando unos papeles ¡No podía ser! ¿Qué probabilidades había de que Kyle Swanson, arquitecto de Middletown estuviera en Red Hills? Muy pocas, me contesté a mi misma, pero había algo en su forma de moverse… Entonces, el hombre giró la cabeza hacia las ventanas. Era él. No había error. Me asusté. ¿Qué hago? Me dije. No estaba preparada para enfrentarme a él. Un escalofrío me recorrió el cuerpo y cuando mi miedo se estaba convirtiendo en terror Caroline atrajo mi atención.

- Katie, atiende a la mesa ocho.

Me giré hacia la mesa y un instante después giré sobre mis talones y me dispuse a suplicar.

- No puedo, Caroline.
- ¿Cómo que no puedes? No digas tonterías- dijo quitándole importancia.
- Por favor, hazlo tu, por favor

Caroline levantó una ceja.

- ¿Le conoces?- preguntó suspicazmente.
- Si- conteste tras un par de segundos. No había forma de evitar esa pregunta.
- Está bien, pero con una condición.
- ¿Cuál?- dije bajito. Lo de las condiciones no me gustaba.
- Me tendrás que decir que pasa con él. ¿Está bien?
- De acuerdo – dije a regañadientes.

Entre enfrentarme a Kyle y contarle la verdad a Caroline, era más fácil prometerle que le contaría. Está bien, ninguna de las dos sería fácil, lo mirara como lo mirara.

Kyle no estuvo mucho tiempo en el restaurante. Pidió, miró sus papeles un rato más y se marchó. Supuse que tenía prisa. Tanto mejor. Esperaba que estuviera ansioso por volver a Middletown. Pensándolo detenidamente, no había motivo para alarmarse tanto, posiblemente estaba solo de paso. A Caroline solo le contaría lo necesario, incluso tal vez, se le olvidaría y no habría necesidad de decir nada.

Fue un error por mi parte pensar eso. Aunque no fue inmediatamente después de que Kyle se fuera, Caroline sí que exigió una explicación. Cuando ya me iba a casa después de terminar mi turno, me cogió del brazo.

- Espera, espera, no tan deprisa, Katie. Me debes una explicación. ¿recuerdas?
- Bueno, vayamos a mi casa – dije resignándome.

Durante todo el camino estuvimos calladas. Dilaté al máximo el momento de sentarme junto a ella en el sofá, pero ella no se iba a marchar, así que respiré hondo y me senté.

- ¿Y bien?
- Se llama Kyle Swanson y es arquitecto.
- ¿y?- dijo incitándome a continuar.
- Lo conocí en Middletown y me enamoré de él. Y luego… bueno…todo acabó. Viajé un poco y después llegué a Red Hills.

Hacer aquel breve resumen de todo lo que había pasado para Caroline fue más duro y doloroso de lo que esperaba. Estaba segura de que cuando terminé y la miré, mis ojos estaban vidriosos. Ella me abrazó y varias lágrimas consiguieron abandonar mis ojos, pero me opuse con todas mis fuerzas a continuar llorando. Nadie me vería llorar por aquello. Era un asunto personal y así seguiría siendo.

- ¿Estás bien?- me preguntó varios segundos después de soltarme.
- Si. Ya es agua pasada – dije abanicándome con la mano.
- Pero…
- Caroline, por favor, no. Querías que te explicara que pasaba con él y lo he hecho.
- De acuerdo. Si me necesitas, sabes que estoy aquí ¿verdad?
- Gracias – le contesté con una sonrisa. Ella me sonrió a su vez.
- Bueno, me tengo que ir. Eve me está esperando.
- Claro. Dale un beso de mi parte.

La acompañé a la puerta y le dije adiós con la mano mientras se alejaba en su coche. Cuando la perdí de vista, volví a entrar en casa. ¿Qué hago? Me dije. A pesar de haber sido un largo e inesperado día no podía irme a la cama sin más, no haría otra cosa que dar vueltas y más vueltas en ella hasta las tantas. Caminé hacia la ventana y la abrí, la brisa acarició mi cara produciéndome una sensación muy agradable.

Era una noche despejada, la luna menguante iluminaba todo y las estrellas brillaban más de lo que nunca había visto. En una ciudad tienes que contentarte con ver unas pocas, pero allí, en Red Hills, podías creer que veías todo el firmamento. Mientras las observaba un recuerdo vino a mi mente.

Cassiopeia.

Una constelación. ¿Por qué Kyle la elegiría como clave?
Durante todo el tiempo que pasé con él, la astronomía nunca había salido a colación como tema de conversación. Habíamos hablado de muchas cosas, flores, viajes, cine, música, incluso de política, a pesar de que no me gusta hablar sobre ella, pero nunca de astronomía. Me di cuenta de que no conocía mucho a Kyle pero eso no había sido impedimento para enamorarme de él, quizás estaba versado en constelaciones, quizás podría nombrármelas y dibujármelas en una noche despejada. Tal vez le interesara desde pequeño o que fuera una tradición familiar heredada de su padres, o quizás no, tal vez solo era una coincidencia o tal vez tenía un significado especial que yo desconocía o que no había llegado a conocer, dada nuestra corta relación. De lo que estaba segura, es que por mucho que conjeturara, no obtendría ningún resultado. Sería mejor no pensar en ello.

Cerré la ventana, me duché y me fui a la cama. Todo el día de trabajo y el torrente de emociones que había aflorado a la superficie me habían dejado exhausta.

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