lunes, octubre 19, 2015

Crónica de una Boda

Si alguna boda ha causado tanta sensación en nuestro grupo de amigos, ha sido la de Javi y Atte. Habéis sido los primeros en casaros y fue maravilloso veros tan felices.


Casi como los reportajes fotográficos de las bodas,  tuvimos preboda y boda, y como somos más chulos que nadie, también tuvimos postboda. Es que somos la caña!!!

¿Qué destacamos de la preboda? Pues dos días, el día de “los preparos” en Villanueva del Rosario y el día de la Despedida de Solteros.
¿Quién no se acuerda de lo bien que enrollamos las pashminas, y le pusimos con tanto amor y cariño el cordel y la etiqueta? Tras un par de opciones estéticas, por supuesto. ¿Y lo blanquitas que se quedaron las cajas para los regalitos de los invitados? ¿Y lo bien que estaban cortados los marcos de Polaroid para el photocall? Es que nuestros chicos son la mar de apañaos!!!
El día de la Despedida fue genial y casi sorpresa, ¿verdad Atte? Lo importante que lo pasasteis estupendamente con nosotros, el juego que tan amorosamente Pablo hizo y la pequeña Lai lai. Me hubiera gustado ser más persona pero… las fechas no las elegía yo.

La boda fue fantástica y aunque pasamos un poco de calor con toda la decoración, todo quedó listo a las seis. Cuando bajé a la casita, Atte ya estaba maquillada y supermona con su batín. Todas estábamos bastante tranquilas hasta que el fotógrafo dijo que tendríamos que ir vistiéndonos para vestir a la novia antes de que llegara Javi. Cinco mujeres ¡y solo había un baño! Afortunadamente encontramos un muy pequeño aseo ¿verdad hermana? Nos cambiamos y gracias a los kilos de laca que llevábamos en el pelo no tuvimos que recomponer nada.

Vestir a una novia no es tan fácil como parece. Hay millones de cosas que abrochar mientras que el vestido tiene que estar bien colocado, si no, que le pregunten a Marina y a Itahisa. Nos perdimos ver a Atte salir de la casita en toda su gloria, pero los invitados teníamos que estar arriba antes de la llegada de la novia. Obviamente, todos buscamos un sitio a la sombra.

La ceremonia oficiada por Pablo fue maravillosa y no sorprendió a nadie que no quedara un ojo seco en ningún momento, yo incluida, por supuesto. A los novios se los vio felices, emocionados y con lágrimas de alegría contagiando a toda la concurrencia. La ceremonia dio paso a las fotos familiares de rigor con Atte haciendo señas con urgencia para que le trajeran el ramo.

La cena fue estupenda. Los novios leyeron sus agradecimientos y nuestra preciosa novia regaló el ramo a su madre. Posteriormente, vinieron los regalos para los invitados, las  maravillosas pashminas ya nombradas anteriormente para las mujeres y los tarritos de mojo para los hombres. Antes del baile, los fotógrafos pusieron un video de la preboda para los recién casados y otra vez, todos nos emocionamos y proporcionó una de las imágenes más bonitas de la boda, o al menos para mí, la de Atte viendo el video apoyando su cabeza en el hombro de Javi.

La fiesta vino después, pero no antes del primer baile de nuestros guapísimos novios como marido y mujer. Era hermoso verlos bailando “Te quiero mucho” de Alba Molina y sonriéndose entre sí. Después, todos nos lanzamos a la pista. Hubo muchas risas,  calores, baile, canciones coreografiadas, todos siguiendo a nuestro Pabliyo y muchísimas fotos del tio de Atten; se escribió en el libro de firmas, se hicieron fotos en el photocall y plantamos nuestra huella en el árbol de huellas.

Llegados a este punto, unos estábamos más borrachines que otros, pero ¡qué diablos! ¡Era  una boda! ¿Qué mejor momento para disfrutar?

Y con eso y un bizcocho, llegamos a casa a las 8 para quitarnos las miles y miles de orquillas que llevábamos en el pelo.

Nuestra postboda fue una cena en el Soho en que debatimos en profundidad la boda, hicimos un ranking de los más borrachos, nos contamos cosas de las que no nos habíamos enterado, nos reímos, cotilleamos y hasta nos tomamos una copiya, novios incluidos, y así como así, sin comerlo ni beberlo (aunque sí que lo hicimos), nos dieron las dos de la madrugada.



Mil besos chicos. Os quiero.
P.D: Siento el retraso.

lunes, agosto 10, 2015

Crónica del Último Año

Estos últimos 9 meses han sido largos, cortos, estresantes, agotadores y en ocasiones, divertidos.  Personalmente empecé el curso con cierto aire optimista pero esperando que acabara siendo como todos los anteriores. Como más de una vez he manifestado, una nunca está contenta ni cuando las cosas van mal ni cuando van bien. En este último caso siempre te vuelves más ambiciosa a posteriori, o al menos yo. Al final, no te queda más remedio que aceptarlo y esperar que continúe la buena racha.



Octubre comenzó con las suuuperinteresantes prácticas de Preventiva  y el temido examen de prácticas. Yo personalmente estoy superindignada con la puntuación que nos dieron ya que a los del primer grupo de prácticas no nos subieron nada mientras que a los demás sí porque precisamente fue alguien de mi grupo quien sacó el examen que el resto de grupos hicieron perfecto. En fin…

Llegaron los exámenes de Noviembre y comenzamos a estresarnos para compaginarlos con las prácticas de Urgencias y su aún más temido examen de prácticas que todos estábamos seguros de tener que volver a repetir, más por acertar en los electros que por otra cosa. Y aunque parecía imposible, sobrevivimos a todo el revuelo.

Diciembre se presentó un poco más relajado pero todos estábamos ya poniendo las miras en los exámenes de Enero nada más volver de las vacaciones de Navidad, pero también trajo uno de los mejores días de este curso. El último día de clase con los disfraces y la charanga. Todo fue estupendo con Crehuet aguantándose la risa cuando los Agentes del Bébola entraron cuando estaba dando la última clase, en la que por supuesto nadie cogió apuntes, el recorrido por las clases con la charanga, las risas, el cachondeo y las miles y miles de fotos que nos hicimos.

Enero pasó volando con un examen a la semana más los extras de otros cursos y cuando menos nos lo esperamos estábamos a 7 de Febrero y en la reunión informativa sobre los rotatorios. Mi ansiedad se incrementó notablemente porque no sabía cómo iba a sobrevivir a ellos. Comenzaron los rotatorios con los de Clínica Médica y me di cuenta de que no era tan malo  y comencé a disfrutarlo.

Los meses de Febrero a Mayo pasaron rápido aunque también agotadores, llenos de cuadernos de prácticas, pacientes, historias clínicas, horas de quirófano, y desarrollando gusto por especialidades que antes ni te planteabas y que resultaron estar bien. En definitiva sintiéndote un poquito más médico. Ahora no estoy más cerca de saber qué especialidad quiero hacer pero se han abierto nuevas opciones y al final ya se verá, no hay que decidirlo en este instante. 
Cuando ya cantaba  casi victoria por no haber pillado ningún virus, resfriado u otra enfermedad después 4 meses de hospital, el karma decidió que había que equilibrar el asunto y pillé la varicela. Sí, siempre podré recordar el año en el que pasé la varicela porque fue mi último año de carrera. C´est la vie! Y aunque no lo pasé muy mal pero me impidió salir en el lipdub de la promoción ¡Qué rabia!

Llegó Junio, con la impresión del que el año había pasado volando  y al mismo tiempo, de que había sido casi eterno, habiendo soñado con las vacaciones desde meses antes. Acabamos el curso más pronto que cualquier otro año, el 17 y empezó el estrés por la Graduación, buscar el vestido y los complementos, las invitaciones y qué familiares irían en cada auditorio. Para mí lo que más redujo el estrés, fue el video tutorial de cómo teníamos que levantarnos y volver a sentarnos antes y después de  ponernos la tan ansiada beca. Me reí muchísimo con María Aneri y Rocio Lorenzo.

Llegó el 3 Julio… El día de la Graduación. La mañana pasó más o menos tranquila aunque siempre pendiente de la hora. En mi mente me dije que sólo los acomodadores tenían que estar allí a las seis y cuarto, tonta de mí, ¡¡teníamos que estar allí todos!!  Empecé a mirar el reloj cada vez con más frecuencia y a pesar de que termine bastante más pronto de lo que esperaba en la peluquería, la ansiedad continuó. Cuando llegué a casa, ¡¡nadie había empezado a arreglarse!!

A las seis llegamos al Palacio de Ferias y Congresos con montones de compañeros que saludar y montones de fotos que hacer antes de la Ceremonia de Graduación. Para las siete y media todos estábamos sentados en nuestros sitios y las dos salas llenas de familiares, alumnos y profesores. ¿Las mejores cosas de la Graduación? El superdiscurso de Felipe que aunque también era de Rocío pero a cualquiera que le preguntes fue como si lo hubiese dado él solo. Las risas abundaban por doquier y no se decían más que absolutas verdades aunque algunas de las bromas ni los familiares ni los profesores las entendieron. Del resto de discursos, el de nuestra madrina fue el más agradable, los demás, echaban demasiadas flores a la facultad y a los profesores para mi gusto. Pero en fin, nunca llueve a gusto de todos. Fueron amenizados con los videos del lipdub y de las fotos.

El momento de la entrega de las becas fue un tanto difícil de precisar en cuanto a la experiencia, un poco de ansiedad, un poco de alegría, un poco de no creérselo y mucha emoción. Antes de que dijeran nuestros nombres toda mi fila ya nos habíamos levantado, para añadir un toque de humor al acto, al menos personalmente, de camino al escenario se me salió un zapato, el mismo que se me había salido saliendo de mi casa y que me apreté en el coche. Afortunadamente no me tropecé, hubiera sido rizar el rizo. Jajajajaja. Bueno podríamos contar las ocho mil veces que me recoloqué la beca mientras terminaba la ceremonia y… después.

Tras la foto de grupo conseguí encontrar a mi familia y comenzamos nuevamente con las fotos y los miles de ¡qué guapa! que aún no habíamos dicho. Un autobús nos llevó al Señorío de Lepanto donde nos esperaba una cena bastante copiosa, entremeses, merluza al horno, solomillo Wellington y postre. La fiesta posterior fue muy animada todos bailando con ayuda de la barra libre y el cachondeo. La noche pasó rápido.


 ¿Con qué me quedo? Con Wen marcándose unos pasos, con Felipe y Pili bailando sentados en la mesa, con Ana desfasando y asegurando reiteradamente que no había bebido nada, con Laura agitando su vestido azul, con Casandra y su preocupación por su falda, con Michelle y su ¡Venga María! cada vez que pasaba por su lado, las canciones con coreografía  y las millones de fotos. Cuando nos quisimos acordar ya eran cerca de las 6 y casi nos teníamos que ir ya.




En resumen, fue fantástico e inolvidable, una de esas experiencia que sólo vives una vez en la vida, al menos en principio. Podríamos hacer una segunda carrera pero después de conseguir terminar Medicina ¿Quién querría seguir en la Universidad?