miércoles, agosto 05, 2009

XVIII.

Disfruté de la maravillosa compañía de Alfred durante unos cuantos días. Se quedó conmigo en casa y durmió en mi sofá. Yo no estaba muy conforme, no quería acarrear el dolor de espalda a su lista de achaques, porque durmiera en un viejo sofá-cama. Pero insistió tanto en que estaría bien, que tuve que ceder. Los dos éramos bien tozudos pero irremediablemente Alfred me ganaba.

Pasé la mayor parte de mi tiempo con él, conversando y empapándome de esa tranquilidad y sabiduría que de él emanaba. Alfred pasaba también parte de su tiempo en el café, donde solía leer el periódico todos los días, charlaba con Caroline y pronto ya los conocía a todos. Por la mañana, después de tomar su café y leer el periódico, iniciaba su paseo matutino. ¿A dónde iba? Nunca se lo pregunté, pero tampoco había mucho que ver o por donde pasear en Red Hills, obviamente, comparado con lo que puedes hacer en una ciudad. Y cuando volvía a cas, después del trabajo, Alfred siempre me estaba esperando.

Por otra parte, Linda debió contarle a Caroline de nuestra conversación telefónica porque no me preguntó nada a cerca de Jimmy, y conociéndola también, de no ser así, sería un poquitín raro. Pero para mí, estaba bien. Al menos mis dolores de cabeza desparecieron y Alfred me trajo la felicidad que necesitaba con su visita.

En pocos días las conversaciones cotidianas cambiaron de la fiesta de la fruta a la próxima reunión en el ayuntamiento en la que se presentaría el proyecto del nuevo puente con el que contaría Red Hills en el futuro. Iba a ser un acto meramente informativo, el diseño estaba listo aprobado por la alcaldesa y la empresa constructora ya había sido elegida. Aún faltaban algunas semanas para que se iniciaran las obras. Por supuesto, previamente, había habido un largo proceso del que yo sólo tenía conocimiento parcialmente. Obviamente, había habido una votación en el ayuntamiento a cerca de la construcción o no del puente, otra para la aprobación del presupuesto ofrecido por varias constructoras.

Después de todo eso, la reunión solo serviría para ilustrar el aspecto final del puente así como su localización exacta. Sería la semana siguiente en el mismo ayuntamiento. La presidiría la señora alcaldesa y junto a ella, estarían el resto de concejales. Toda la población estaba invitada.

Hasta ese momento el acceso a Red Hills solo se podía realizar a través de varías carreteras secundarías hasta la interestatal. Con la construcción del nuevo puente el camino sería, el camino sería mucho más corto, a penas habría que transitar por carreteras secundarias, puesto que el mismo puente en lazaría con la interestatal, ahorrando tiempo de viaje y permitiendo el no tener que recorrer tanto trayecto para llegar a otros pueblos que estaban realmente cercanos a Red Hills.
Y los habitantes soñaban con poder utilizarlo en breve. Pero obviamente, para que el sueño se hiciese realidad aún faltaban muchos meses.

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